Cartago.-
La madre tierra en su
inmensa sabiduría, se expresa a través de cada planta, cada árbol e incluso nos
habla de su longevidad por intermedio de la hierba que si lo comparamos con el
ser humano, representaría su cabello.
Los pueblos indígenas y
afro, han sido respetuosos de las manifestaciones de la tierra, demostrando la
comunión que tienen con ella, en sus rituales espirituales y prácticas
medicinales, dándoles una denominación sagrada.
Nuestro cabello, así como
la hierba de la madre tierra, es una extensión física de nuestra espiritualidad
dado que es un reflejo de quienes somos, qué queremos e incluso cómo se
encuentra nuestro estado de salud. Es un punto de conexión tan fuerte que para
muchas culturas, la dimensión del mismo es una demostración de sabiduría y
conocimiento. En cambio, en lugares donde
se ha presentado la tiranía, el cabello corto ha sido obligatorio y este, junto
a otros factores es el ciclo final la derrota espiritual y física de los
pueblos.
Por otro lado, la forma en que se peina también
evidencia la personalidad o el estado emocional de una persona. Por ejemplo:
·
Raya en el medio: Representa la alineación del pensamiento
·
La trenza: Unidad del pensamiento con el corazón
·
Cabello suelto: Seguridad
·
Cabello recogido: Convicción
El
cabello como arma de lucha
Para los africanos que
fueron esclavizados, el peinado en trenzas fue un arma fundamental en los
procesos de cimarronaje, pues en ellas dibujaban rutas de escape totalmente
imperceptibles a sus llamados “amos”. Es decir, que fueron una forma de
comunicación codificada que hoy por hoy ha tomado mucha más fuerza, sobre todo
para la liberación de las carimbas mentales y como forma de resistencia identitaria
y étnica.
En la época de los 60 y 70,
llevar el cabello en estilo afro fue un grito de batalla con el que hombre y
mujeres revolucionaron los movimientos sociales, llevando el discurso
ideológico incluso a la escena estética.
Entre tanto, para los pueblos
indígenas, “la
forma de llevar peinado el cabello era de suma importancia pues de esta manera
se describía y anunciaba su participación en diversos eventos: matrimonio o
guerra, alegría o duelo. A través del cabello y los tocados que se llevaba
sobre él se podía saber la madurez de las personas, su estatus en la sociedad o
los tiempos de paz y guerra”.
El cabello para muchas personas, movimientos sociales,
religiones y demás, es una forma de resistencia pacífica, es una actitud frente
la vida, es reflejo de unos valores culturales y espirituales que les ayudan a
llevarla de forma armónica, pacífica, respetuosa.
Para mí, representa el compromiso con mi historia
además de ser un recordatorio de la misión que debo desempeñar en esta vida. Mi
cabello indudablemente es una extensión de mis pensamientos, del estado del
arte de mi espiritualidad como mujer. Es la evidencia de ese viaje ancestral
que empezó en el momento en que reconocí mi identidad como centro de poder.
Ayda Luisa Córdoba Mosquera
Agencia de Noticias Niara
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